Me hiciste crear que era la perfección, creer que era perfecta para ti, que tú y yo éramos uno. Que era todo lo que siempre habías necesitado, que nunca habías encontrado a alguien como yo, que querías estar siempre conmigo. Que me amarías hasta cuando yo no lo hiciera y que no podrías vivir sin mí.
Engañaste a mis sentidos con tu dulce mirada, con tu tierna voz. Mi cuerpo se hizo esclavo de tus caricias. Y mis labios de tus embrujados besos. Intentaste moldearme a tu antojo y al final conseguiste que estuviera a tus pies. Que no importara lo mal que lo hicieses, que me gritaras, que me dejaras, que me engañaras. Conseguiste que mis sentidos siguieran prendados de ti. Mi vista no podía dejar de observarte, todo lo que podía ver a mi alrededor eras tú y solamente tú. Mi olfato siempre reconocía tu olor, y yo impaciente te buscaba entre los alrededores creyendo que te habrías escondido para sorprenderme con uno de tus besos. Mis manos tenia grabadas a cada milímetro tú cara, tú espalda, tú cuerpo, tus manos, y todo lo que tocaba me hacía dibujarte. Mis oídos ya no escuchan nada, tú los educaste para solo poder percibir tus melodiosas palabras. Y mi gusto…, ya nada me sabía también como tus labios, no quise perder jamás ese último sabor de tus besos.
Y aun prendada de ti, creyéndote perfecto, recordándote a cada mínimo instante hasta cuando cerraba los ojos, desapareciste. Y dejaste en mí un gran vacío. Una gran incertidumbre, siempre juraste que seguirías junto a mí. Y yo creyéndome perfecta para ti no me di cuenta, no me percaté de que tú siempre fuiste más, que tu perfección crecía por momentos, y yo fui quedando consumida.
Tu partida hizo que mis sentidos se descontrolaran, no sabían que hacer, tú los educaste a quererte y a recordarte siempre y ahora se encontraban perdidos, yo me encontraba perdida. Intente huir una y mil veces pero no sé como siempre llegaba al mismo sitio…y ese mismo sitio era tu casa, no sabía continuar sin ti ya no sabía que hacer. Y me vi perdida, no te tenia a mi lado para poder seguir tus pasos, mis pasos.
Ahora solo veo oscuridad, nose pensar con claridad, estoy sola en esta especie de habitación, no encuentro a nadie. ¿Dónde se han metido todos? Estoy descalza, tirada en el suelo y en mis manos llevo unas tijeras. Tengo algunos arañazos y a lo lejos puedo escuchar las voces de quienes antes fueron mis amigos. Pero, ¿Por qué ya no puedo alcanzarlos, abrazarlos, sentirlos cerca? Una voz en mi cabeza me repite que estoy sola, que no tengo a nadie, que no sirvo para nada y que todo ha sido por mi culpa. Esa misma voz me indica que debo acabar con todo esto ya, que esas tijeras serán mi salvación, que en ese otro lugar podré volver a ser feliz, que el estará ahí, que mis amigos también. Y con un pequeño corte esa oscuridad se pinta de rojo. Y mientras caigo desplomada al suelo en mi mente solo se repite una cosa…”Jamás fuiste perfecta y creíste que con esto podrías serlo, pero te equivocaste, esta no era la salida y caíste en esa profunda trampa. Recuerda para esa otra y quizás hermosa vida que no es pecado enamorarse, sino morir por amor”.
Dara.