domingo, 9 de octubre de 2011

Mensaje en una botella.

La verdad no sé cuándo empezó, cuando me di cuenta ya estaba lo suficientemente enganchada a él como para dejarlo ir. Lo que sí que podría expresar es como me sentía, y no miento si digo que la persona más feliz del mundo.                                                                                                       
Sensaciones que recorrían desde la punta de mis dedos de los pies, hasta llegar a mi espalda y ahí perderse al llegar a mis oídos. Palabras que no se perdían en el viento sino que llegaban a mi mente como un juego para descifrar. Momentos en los que sus manos rozaban las mías pata terminar con un beso. Cada instante por minúsculo que fuese podría parecer el mejor de los sueños sintiendo su presencia.
Cada una de las personas elige la vida que quiere llevar y yo en mi vida lo elegí a él. Jamás pensé en un futuro que no fuese junto a él, pero llegó. Llegaron esos días en que la única sensación q recorría mi cuerpo era la tristeza. En que las palabras chocaban en mi mente entre si y no me dejaban descansar, pensar. Llego el momento de decirle adiós.
Cerré mis ojos e intente no despertar. Las personas caminaban lentamente a mí alrededor sin percibir ningún cambio. Creía tropezar una y otra vez sin poder  levantarme. Transcurrieron las semanas y los días se me hacías eternos esperando una llamada que jamás llegó.
Al cabo de los meses solo pensaba en las cosas más bonitas vividas junto a él, olvidándome de todo el daño que me había hecho. Su recuerdo no me hacía daño y emprendí un nuevo rumbo sin él.                                                                                                                                                                            Creía haber superado mis miedos, pero volví a caer en la rutina. Me convertí es un ser egoísta como resultado de tantos engaños y burlas. Buscaba la mínima atención del resto de personas. Hice culpables de mis desilusiones al resto de tíos.
¿Tuve la oportunidad de volver a ser feliz? Pues la vi pasar lentamente antes mis ojos, observando como la culpable de cada tropiezo era yo misma.
Sigue viva en mí una mínima ilusión la cual piensa que una mañana despertare y todo volverá al momento justo donde deje mi vida. Pero sé que esto jamás sucederá.
Como bien dije antes cada uno elige la vida que quiere llevar, y la vida que yo llevo ahora es la que yo misma escogí. No existen los cuentos de hadas, ni la magia y no tengo poderes para hacer regresar las cosas a mí.
Quizás debo escoger millones de caminos erróneos hasta llegar a mi felicidad o simplemente la deje pasar hace mucho tiempo.




                                                                                                                                                   Dara.

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